Expertos indican que los stablecoins pueden ser transferidos, intercambiados y mezclados en fondos de manera que resulta complicado rastrear su movimiento. Esta capacidad de operar a través de múltiples intermediarios plantea preocupaciones sobre la transparencia en el uso de estas criptomonedas.
El uso creciente de stablecoins en transacciones financieras ha llevado a un debate sobre la regulación y supervisión de estas monedas digitales. La falta de claridad en su trazabilidad podría facilitar actividades ilegales y el lavado de dinero.